viernes, noviembre 23, 2007

La crisis eleva la rentabilidad de los bonos de lo bancos de EE UU hasta el 15%


Fuente : Invertia

El impacto del terremoto subprime se deja sentir en una fuerte caída del precio de la deuda emitida por los bancos estadounidenses. En este momento, los bonos a 10 años de Countrywide, la mayor entidad hipotecaria americana, ofrecen una rentabilidad del 15%, lo que supone un diferencial del 11% respecto a la deuda soberana de ese país, convertida en auténtico valor refugio. Los bonos de otros bancos como Citigroup, Merrill Lynch o Lehman Brothers presentan rentabilidades superiores en algunos casos al 7%.

“La cuestión fundamental en juego es si la historia subprime es un problema aislado o tendrá mayor impacto sobre toda la economía”. Esta reflexión del que fuera asesor económico de Bill Clinton, Gene Sperling, data del pasado marzo. En aquellos días, se cuantificaba en 100.000 millones de dólares el coste hipotético de los impagos de este tipo de hipotecas, que suponen alrededor del 7% del total. Las cifras actuales hablan de 400.000 millones debido a los productos estructurados, cuestión que por entonces ni se mencionó.

De momento, el principal efecto de esta situación ha sido el deterioro de los balances de los principales bancos americanos y algunos europeos, que en la búsqueda del becerro de oro invirtieron grandes cantidades de capital en activos respaldados por las hipotecas basura. Desde 2005, el 20% del total de las concedidas es subprime. Ben Bernanke dijo en mayo de 2006 que entre el 30 y el 40% de las hipotecas originadas el año anterior fueron clasificadas como “no tradicionales”.

Esta crisis, con consecuencias aún desconocidas por el inversor, limitará la capacidad crediticia de los bancos en dos billones de dólares, dice Goldman Sachs. Este factor, unido a la depreciación de los activos inmobiliarios (-2%), la caída en las ventas (-30%) y el recorte en todos los ámbitos de la liquidez, repercutirá en un menor crecimiento del PIB. La Fed, que en plena crisis ha bajado los tipos en 75 puntos básicos para impulsar la economía y tranquilizar a los mercados, ha recortado su previsión de crecimiento para 2008 hasta un guarismo inferior al 2%. Además, vaticina una subida del paro.

Todo ello ha castigado con virulencia a los valores bancarios en Bolsa. Entidades del calibre de Citigroup y Merrill Lynch, que hace pocas fechas despidieron a sus principales ejecutivos previo pago de un multimillonario bonus por su alta capacidad de gestión, retroceden en bolsa un 45% este año. Countrywide, la mayor entidad hipotecaria americana, pierde un 78%, el equivalente a 20.000 millones de dólares en capitalización.

De forma paralela, el valor de la deuda emitida por estas entidades se ha depreciado a marchas forzadas. Al tiempo que esto sucede, el precio de los bonos soberanos o emitidos por el Estado, considerados por el mercado como el mejor paraguas ante tiempos de tormenta, se ha encarecido hasta presentar rentabilidades inferiores al 4%. Por lo tanto, el spread, o diferencial de rendimiento, se ha ensanchado. Si hace dos años la diferencia de rendimiento entre un bono americano a 10 años y un bono corporativo de una empresa financiera con el mismo plazo de vencimiento era inferior al 1%, en este momento se sitúa en muchos casos en el 2,5%.

Según indican desde Renta 4, “el principal problema no es la caída de precios, sino el diferencial de la horquilla al que se negocia”, es decir, la diferencia entre lo ofrecido y lo demandado. Esta situación provoca que “no sea fácil establecer precios”, aparte de provocar un importante recorte en el volumen de negociación de estos activos. Desde esta gestora consideran que existen oportunidades de compra, “pero con selección y tranquilidad”, y con una inversión mínima de 100.000 euros.

Countrywide emitió el pasado mes de junio, justo antes de la crisis, 2.000 millones de dólares en bonos a 5 años con una rentabilidad del 5,8% y sin apenas descuento. En cinco meses, el precio de estos activos se ha depreciado un 25%, por lo que la rentabilidad se ha disparado hasta el 13,5%. El spread ya roza el 10%. ¿Oportunidad de compra? S&P califica esta emisión con la nota BBB, la cuarta en calidad y dentro del investment grade, siempre según datos recabados en Bloomberg.

Ahora bien, la compañía presentó pérdidas netas por valor de 1.200,6 millones de dólares en el tercer trimestre, sus primeras en 25 años. Para intentar paliar la penuria, ofrecerá a sus clientes un plan con un importe de hasta 16.000 millones de dólares para modificar y refinanciar préstamos. Un analista, ante la pregunta de si una empresa de este calibre tiene alguna posibilidad de cometer default, es explícito: “Nadie se esperaba que Enron fuese a la quiebra”.

La misma entidad pidió financiación al mercado por 1.000 millones de dólares en mayo de 2006. Para ello, emitió bonos a 10 años con un cupón del 6,25%. En este momento, tras depreciarse el precio del bono más del 40%, el rendimiento alcanza el 14,8%. Por lo tanto, el spread ha pasado de poco más del 1% al 10,8% en menos de año y medio. La calidad de esta deuda es similar a la anterior descrita.

Los grandes bancos priman a los ahorradores

Por primera vez desde 2002, la rentabilidad media de la deuda de las empresas financieras supera a la de las industriales en EE UU. Con la Bolsa presa de la volatilidad, la inversión en los bonos emitidos por los gigantes bancarios estadounidenses se impone como una opción atractiva, con rentabilidades que en muchos casos superan el 6% y, en algunos, el 7%. El riesgo, ante la escasa demanda, hay que compensarlo.

Citigroup emitió el pasado 14 de noviembre 4.000 millones de dólares en bonos a 10 años al tipo más alto de su historia, el 6,125%, lo que equivalía a un spread de 190 puntos básicos respecto al bono soberano. Hace tres meses, antes de que el último arreón de la crisis subprime pusiera de rodillas al mercado, el diferencial era de apenas 118 puntos básicos.

La respuesta del mercado hacia el producto no ha podido ser más positiva. Los bonos, cuyo cupón se cobra cada medio año, han elevado su precio y, por ende, reducido su rentabilidad, que ahora se sitúa en el 5,87%. Al contrario de lo que sucede en otras emisiones, sobre todo las que se efectuaron a más largo plazo.

Merrill Lynch, que ha sufrido una depreciación de activos del banco en una cifra cercana a los 8.000 millones de dólares, emitió en enero de este año 2.000 millones en bonos a 30 años con un rendimiento del 6,11%. En febrero, la rentabilidad cayó al 5,8%. En este momento, tras depreciarse un 15%, ofrecen un rendimiento a su comprador del 7,3%. El spread se ha ensanchado hasta el 2,83%. La calificación que le otorga S&P es A, la tercera más positiva.

Otra emisión de la propia Merrill pone de manifiesto el ensanchamiento de los spreads. El banco lanzó al mercado 2.750 millones de euros en bonos a 10 años en agosto al 6,4%, con un diferencial respecto al bono americano del 2,4%. El de la deuda de Lehman Brothers a 10 años, también emitida este mismo año, alcanza el 2,5%, similar a una emisión del banco británico HSBC a 30 años efectuada este mismo año.

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